domingo, 12 de diciembre de 2010

Erupción del Vesubio:



La erupción más famosa del Vesubio se produjo el 24 de agosto del año 79 d.C., en pleno auge de la civilización romana. La violenta y rápida erupción sepultó las ciudades romanas de Pompeya y Herculano (hasta 20 metros bajo la lava volcánica), permitiendo conservarlas intactas hasta que se redescubrieron en el siglo XVI.
Todo empezó el 20 de agosto del año 79 d. C., cuando la paz de los campos y las ciudades que rodeaban al Vesubio fue perturbada por violentos y continuos temblores que causaron alarma, pues los habitantes aún recordaban el nefasto terremoto del año 62 d. C., que dejó todas las construcciones por los suelos. En esta época la ciudad aún estaba siendo reconstruida, el sistema de agua no funcionaba al 100%, y la ciudad estaba cayendo en una depresión económica. Pero estos temblores, en una zona siempre sometida a movimientos sísmicos, no causaron demasiado impacto. Por eso, el día 23 todos volvieron a sus vidas normales, y comenzaron a reparar los daños que habían causado estos temblores. Pero la mañana del día 24 fue distinta a las demás: Amaneció con un silencio casi sobrenatural. De pronto, un trueno multiplicado por mil, se dejó oír desde lo más alto del Vesubio, que había estado inactivo por más de 1000 años. Se elevaron columnas de fuego, y una lluvia de ceniza volcánica y piedras de todos los tamaños comenzó a caer sobre los habitantes. El cielo se oscureció por la nube de cenizas y polvo, y entre las personas cundía el pánico. Cuando los alrededores comenzaron a inundarse de torrentes de agua hirviente, los pompeyanos comenzaron a correr a sus casas, para intentar huir con sus pertenencias más valiosas. En Herculano cayó una gran ola de barro que hizo que sus habitantes arrancaran casi por instinto, sin siquiera pensar en rescatar algún objeto preciado. En Pompeya las personas perdieron tiempo tratando de salvar sus posesiones, e incluso había personas que tenían la esperanza que la catástrofe no destruyera la ciudad. Así, miles de personas quedaron atrapadas en sus casas, y murieron asfixiadas, o simplemente enterradas vivas. Se estima que unas 2000 personas murieron en la ciudad, pero muchos miles más fallecieron tratando de escapar, en los caminos que se dirigían hacia las afueras de la ciudad. Unas cuantas horas después, Herculano y Pompeya desaparecieron, y serían encontradas sólo después de 1600 años.

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